jueves, 2 de agosto de 2012

Khan


As-Salaam alei-kum (La paz esté contigo)


         Según el sociólogo Zingmunt Bauman, la producción de “residuos humanos”, concretamente las poblaciones “superfluas” de “emigrantes”, “refugiados”, “desocupados” y demás “parias” de un mundo global complejo, es una consecuencia inevitable de la modernización y su impiadoso sistema económico.

         Sabidas son las “inquietudes”, fundamentalmente de los países del primer mundo acerca del “problema de los inmigrantes” y de aquellos que piden “asilo”, así como la importancia creciente del papel que desempeñan los poco creíbles, aunque mediáticos “temores” relativos a la “seguridad” en la agenda política contemporánea en dichos países.

         Afortunadamente la Argentina de hoy es una excepción, “Un país abierto a la inmigración”, con flexibles y renovadas leyes sobre la cuestión migratoria e inclusión en un sentido íntegro de aquellos que por diversos motivos quieren radicarse en el suelo argentino.

         Sin embargo, con leyes terrenales no siempre parece alcanzar, y así lo demuestra el relato del Sultán Khan en una entrevista concedida a los chicos de “Nomades”.

         Khan, es uno de los tantos parias globales descrito por Bauman. Un ciudadano afgano, de profesión médico, que huye de la miseria y de la guerra en el medio oriente. Un hombre que deambula por el mundo  asimilando lugares, culturas e idiomas, difundiendo una palabra clara, precisa, de contenido simple aunque universal “Ser solidario para con el prójimo”, sin más. Su historia recuerda a la del Ulises Homérico puesto al revés.

         Si el poema épico de Ulises, muestra el itinerario del desarrollo del sí mismo  -prototipo del individuo burgués- a través del mito con el corolario de   una razón triunfante; Khan se servirá del mito a través del Islam para sobrevivir hasta el fin de sus días, y quién sabe, hasta que acabe el mundo.

         Las aventuras que Ulises son en su totalidad peligrosas “tentaciones” que tienden a desviar al sí mismo de la senda de su cómoda órbita. La “astucia de la razón” y el larvado “cálculo burgués”, se interpondrán finalmente a la evidencia del fin de su propia supervivencia, y harán de medios facilitadores de retorno a su patria y a la “propiedad” junto a Penélope y demás posesiones de su reino.

         Para Khan las cosas no funcionan así, su mundo estará siempre ordenado divinamente. Será “justo e injusto” a la ves, con “buenos y malos hombres”, dice. Y ahí no hay discusión más allá de la palabra santa. Dios sabe por que lo hace, recordará siempre.

         Su condición de refugiado y sin techo en la Argentina no le impedirán “hacer el bien” ayudando a los más necesitados, como ruega el Islam.

         “Las caridades son para los pobres, los menesterosos, para los nuevos en la fe, para la liberación de esclavos, los insolventes, para la causa de Dios y para el viajero en dificultad” (9:60).
        
         Para este credo la “caridad” tiene un significado distinto al pensamiento occidental utilitario. Obedece a una “justicia distributiva” (se adelanta con ello a ciertas doctrinas igualitarias de la modernidad) desde “los que más tienen, hacia los que menos tienen”. Y este acto es un “deber”. Para ello prescribió el Islam el “Zakat” a los ricos, como un “derecho obligatorio” para los pobres.

         No es casualidad que Khan haya decidido emigrar. El Islam también aconseja la posibilidad de migrar hacia otro país en caso de necesidades materiales. “Recorred la tierra por todos sus ámbitos y comed de su sustento, pues a El será el retorno” (67:15).

         Este imaginario social, explican también su accionar en una fundación sin fines de lucro, su inclusión en el Hogar Monteagudo y su deseo de crear una institución solidaria para la ayuda de las personas sin hogar. El profeta Muhammad ya lo había dicho antes: "No es de los nuestros quien pernocta satisfecho y sabe que su vecino esta hambriento" (62:09).

         Para finalizar este breve comentario tal ves sea menester preguntarle a Khan -parafraseando una estrofa de un tango escrita por el genial Discepolo- ¿Dónde estaba Dios cuando te fuiste?. La respuesta para este Ulises invertido cae de maduro. “Esta aquí, y en todos lados”. La verdad de este enunciado quedará una ves más a juicio del lector.


                                                                                              Payaso Pirinola





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