La
soledad como un marco elaborado e hilado en un fino espacio sin mas
transformaciones que la palabra dicha, esas es la sensación que sentí en el
puñado de entrevistas realizadas en el Monteagudo cuando acariciábamos el tema
del amor con los entrevistados. Un aura estrecha y casi palpable se podía
apreciar en cada uno de los entrevistados, era un aura que llevaba el color del
recuerdo y la añoranza de algo perdido haya atrás de las brumas del tiempo. En
cada dialogo pude captar como que aquella lejanía no tenía puerto de espera,
estaba perdida en algún lugar del tiempo. La lejanía no era más ni menos que la
mujer que recordaban en silencio (en muchos casos) pero sus huellas se palpaban
en el hilado fino de las palabras que evocaban el pretérito.
Casi
todos anclando el cuerpo en soledad, moviéndose en el vaivén del discurso de lo
que fue. Removiendo la época de la tumba, de la calle, de los viajes de
alcohol, drogas y del delirio. Entre
tanto navegar y moverse estancados en el mismo lugar nunca y jamás se hizo
presente el olvido a aquella compañera que supo aguantar hasta que se quebró y
como una buena egoísta empezó a pensarse en si misma y a retomar su camino sin
él, sin ellos.
Muchos
destinos cruzados se entreveran en los enjambres intestinales del Monteagudo y
uno que viene de afuera no es ajeno a estos hechos. Muchas veces la fatalidad
del destino de la calle tiene cuerpo de mujer y es inevitable desprenderse de
ella. Lo más difícil de la entrevista es
tratar de que ello se palpe en la palabra, pero es imposible hacerlo por medio
de la pregunta. El único que puede dar respuesta en estas ocasiones es el corazón
de cada entrevistado, es la cabeza de cada entrevistado, es la pija y el semen
de cada entrevistado.
No
soy quien para atestiguar el terrible dolor de alejarse de lo que uno añora, no
soy yo quien debe dictaminar si esta bien un buen pipazo antes que el recuerdo
de ella que se alejo por que nos fuimos a la mierda y bardeamos en cada lugar
de trabajo y estudio. Tan solo lo que puedo hacer es dejar estas líneas en
homenaje a los hombres del Monteagudo que aun recuerdan a la que se fue y
añoran aquel pedazo de retazo de la que siempre esta por venir.
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