1. Genocidio
Ahí va el Zaratustra visitando
pueblos, observando cómo guerrean y sonríe cuando le hablan de humanidad.
Profesa que los humanistas mienten y que el que lucha con voluntad actúa con la
verdad.
Zaratustra pestañea y contiene la respiración
para no olfatear los cuerpos raquíticos en los campos de exterminio nazi. Y el
führer explica que los judíos son parásitos del sistema financiero y que la
raza aria padece de las sanguijuelas que enferman la vida misma de su pueblo. Y
se entristece con ira porque ve a una anciana alemana pasar hambre y porque su
nación fue sometida por el pacto de Versalles. Nacionalismo y solución final.
Dar rienda al monstruo para frenar la amenaza del comunismo.
Zaratustra mira, a través de Hollywood,
cómo se actualiza el eterno retorno. La voluntad resentida del pueblo judío que
necesita legitimar el estado sionista y justificar otro genocidio: el del pueblo
palestino. La revancha histórica se hace realidad, la tierra sagrada se
purifica del mal.
Hace tiempo, en una tierra lejana,
los turcos trabajaron para desaparecer del mundo a los armenios, ¿pero qué
hicieron los armenios para que los turcos reaccionen de esa manera?, escuché
esa autopregunta a Rubén Oundjian en la entrevista Nómades que se transmitía
por Radio Semilla, luego sentenció, los quisieron echar de su tierra. Aquel
lugar donde los Otomano usaron como centro de operación para dominar durante
siglos. Curiosa revelación cuando se trata de una persona con ascendencia
armenia.
Zaratustra me dijo que en la escala
de valores la vida está muy por debajo de la voluntad de poder y que el derecho
plasma el formalismo de los humanistas que se conforman con abstracciones y no les
interesan o no les da el cuero para las soluciones concretas. La paz regional se
logra cuando entre países hay equilibrio nuclear. Alabemos el placer de la
venganza, y ahora que tire la primera piedra el que no sonrió (aunque sea una
vez) cuando se produjo el atentado a las torres gemelas.
2. Lesa
humanidad
Y seguí pensando en las muertes que
se producen en masas y se disponen a merced de un plan mucho mayor. Y al jueves
siguiente cuando escuchaba Nómades me acordé como el Proceso de Organización Nacional
(1852-1880) disciplinó a los gauchos rebeldes y se abrió el camino para que
nazca la Argentina
moderna acompañada del genocidio indígena. La voluntad de la generación del
ochenta ordena la barbarie en nombre del progreso haciendo posible el
crecimiento de una nación que a fuerza militar habla en nombre de civilización.
Hace no tanto, en los años setenta, la
junta militar tomó prestado el nombre agregándole dos letras: Proceso de Reorganización
Nacional. Crean la figura del desaparecido, no están ni vivos ni muertos, decía
Videla. Socialistas, Montoneros, sindicalistas, curas tercer mundistas, desaparecieron
a todos por igual, pero algunos negociaron mejor su vida, el miedo saca la peor
cobardía del torturado.
Aquel perseguido, uno de los padres
de la vuelta a la democracia, el muchacho de Lomas, el cabezón que zafó como pudo,
como tantos otros peronistas transeros y cagones, raspando, con un dato soplado
a los milicos sobre el asalto al cuartel de Montechingolo. Eran tiempos
difíciles y no se perdonaba la vida, ¡sálvese quién pueda!
Y un mail a Nómades ¿quién es El
Oriental?, ¿quién hablaba? Pero me respondieron que le habían asegurado al
entrevistado que preservarían su identidad. El nombre y la imagen están
resguardados. Por la radio se escuchaba un discurso y se omitía un cuerpo, una
identidad fragmentada, se disociaba el nombre, la imagen y el discurso que se
agrupa hoy debajo de sombras. El oriental es un desaparecido político, el ocaso
de una fracción del peronismo que chupó a aquellos que le brindaron lealtad al
líder que hoy yace en penumbras. La desaparición del duhaldismo se produjo
treinta y pico de años después que comenzó su carrera, ¿podrá renacer? Difícil
que el chancho vuele. Pero las ideas reposan en aquellos militantes que
negociaron con Ubaldini y Menem en los noventa, con los militares en el setenta
y en el dos mil con Nestor que les cerró el paraguas.
Hoy, se gestiona una política de
DDHH distinta a la que pregonaba el duhaldismo, aunque también se gestiona
justicia con intencionalidad política, ¿y los que hicieron las tareas?, mejor
no abramos la caja de Pandora, la obediencia debida y el punto final ya
hicieron lo suyo. Lo importante ahora es construir una memoria oficial acorde
al gobierno sin importar que muchos otro DDHH sigan postergados: el acceso a la
educación, la salud y la vivienda se vulneran como derechos y se siguen
violando una y otra vez sin incorporarse en la agenda de prioridades. Algunas
medidas se anunciaron con un megáfono desde la vereda de enfrente, pero falta, son tibias, falta que un grito que aturda, uno que venga desde las cuerdas vocales.
Y Zaratustra observa
la Argentina
y vuelve a sonreír.
El
Rufián de Pompeya
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