miércoles, 13 de junio de 2012

Mas cosas sobre Manu



                                                                  “En la cultura clásica (y la moderna), la seriedad es oficial y autoritaria y se asocia a la violencia, a las prohibiciones y a las restricciones. Esta seriedad infunde el miedo y la intimidación (…) La risa por el contrario, implica la superación del miedo. No impone ninguna prohibición. El lenguaje de la risa no es nunca empleado por la violencia ni la autoridad, es siempre del pueblo”
                                                                        Mijail Bajtin

En un articulo anterior se hizo mención a un conjunto de ideas acerca del imaginario popular de las personas sin techo expresadas por Fabio Manupella en una rica y extensa entrevista concedida a “Nómades”.
Aquí se retomará el hilo conceptual de ese imaginario social a partir de dos ideas que quedaron flotando en la entrevista y que pueden resultar interesantes a la luz de una sociología de la cultura popular.

Los enunciados son los siguientes:

“Nadie se acuerda de los vivos”
“Yo creo que siempre estamos disfrazados”

¿A quien esta dirigida la primer frase?

         En principio la frase estaría dirigida a lo que él entiende por grupos hostiles a los indigentes: estado, gobierno, empresarios etc. También estaría dirigida a personas u otros grupos que no entienden la problemática de los sin techo. De aquí en adelante, sociedad cómplice.

“Somos chivos expiatorios”(....)“Por ejemplo Macri, nos mandaba patotas a cagarnos a palos” (…) “En mi país hay mucha discriminación” (...) “Para que me vaya de las veredas me tiraban agua de los edificios” (…) “Nadie se preocupa por como uno llegó ahí” (…) “A nadie les conviene ayudarnos; tampoco les interesa” (…) “La pobreza es un negocio” (...) En este país se acuerdan de los muertos, quien se acuerda de los vivos”.

         “Ellos” se acuerdan de los “muertos”, “¿pero “quién” se acuerda de los que quedamos vivos?” dice. Es interesante como Manu re-interpreta categorías simbólicas como la “memoria” u el “olvido”, situando afirmativamente el “recordar” del lado de la vida, invirtiendo quizás cierta “Historia” o “Memoria oficial” de lo que se debe recordar.

¿A quien le interesa que la gente se acuerda de los muertos y no de los vivos?
        
         Una respuesta institucional a este interrogante recae decididamente en el Estado. El Estado-Nación a diferencia de las personas comunes elije intencionalmente qué recordar y qué olvidar. Tiene concretos y reales motivos para ello.
         Este se debe a muchas razones. La mas importante, y es la que se utilizará aquí, es que necesita “legitimarse” como tal. Esto lo puede hacer mas que ningún otro actor social porque él mismo, monopoliza herramientas de enorme poder simbólico. Por ejemplo, es el caso de la escuela pública a través de la cual se difunde una “lengua oficial”.
         Aquí los sectores dirigentes de la sociedad cumplen un rol ideológico fundamental sobre el aplanamiento cultural y político de aquellos que son diferentes, manteniéndolos subordinados o relegados socialmente. Categorías culturales como “Pueblo”, “Ciudadanía” o “Nación”, surgen de esta disputa entre dominantes y dominados. Lo que se conoce como “Historia oficial” no es más que el relato legitimado de un Estado.
         Queda claro que esta historia es decididamente negativa, en tanto sirve para ocultar el pasado y negar incluso el presente, posibilitando la repetición cultural y política de un determinado orden social.
         Sin embargo hay otra, historia, y es la que se escribe desde abajo. Escrita por aquellos que padecen las políticas públicas, la violencia de una parte importante de la sociedad que es cómplice con el genocidio de la pobreza y por si esto fuera poco, sufre el olvido intencional de la historia con mayúsculas. Ellos viven en los suburbios de la memoria popular.
         Manu se siente cómodo enunciando desde ese lugar. Lo novedoso aquí es que el pasado se convierte en principio de acción para el presente, en una estrategia en contra de la maligna repetición. Y, eso es porque en esta memoria el recuerdo solo vale en cuanto denuncia. Y es, por ende, profundamente útil para el presente. Esta memoria parece remitir siempre a la justicia.
         Lo dicho anteriormente quizás sirva para entender un poco, porque Manu habla desde el lugar subordinado de la memoria, y porque le interesa recuperar la historia no oficial de los de abajo, que también es la suya.
         Tal ves lo dicho hasta aquí, ofrezca algunos indicios de por qué también crea que lo conveniente es “disfrazarse” para poder salir de allí. Él eligió disfrazarse de duende porque le “importaba mucho volver a entrar al sistema”.
            Que sea Manu el que lo explique: “Para entrar un poquito mejor me disfrazo de duende” (...) “sin el disfraz me cuesta volver al sistema” (…) “el duende hace aparecer lo precioso y hermoso”.

Quizás así, logre pasar desapercibido e ir mas allá.
  


Payaso Pirinola

martes, 12 de junio de 2012

Sobre Manu


                                                           “Los hombres empujarán, un ejercito negro, vengador,  germinando lentamente en los surcos, creciendo para las cosechas del futuro, cuya germinación hará estallar la tierra”
Émile Zola.

El fracaso del modelo neoliberal que tiene como hecho histórico relevante la crisis social y política del año 2001 mostró entre otros, una serie de hechos y sujetos que hasta ese momento habían permanecido invisibles o casi.
Es así como de los bordes excluidos de la sociedad individualista de mercado, se empieza a observar el aumento creciente del número de personas que comienzan a vivir en las calles de las principales ciudades de la Argentina.
Fabio Manupella es uno de ellos, un superviviente que paso 13 años sin hogar, y sin techo, deambulando por la ciudad de Bs As.
Hoy puede contar su historia, que a diferencia de otros -parafraseando a Walter Benjamin- quedaron en el camino o en algún lugar como “muertos o ausentes de la Historia.
Sin embargo este texto, tiene por finalidad recordarlo a él y a través de él a otros. Suerte de mensaje en la botella que será arrojado hacia algunas aguas. En este caso las de la memoria.
Volviendo a cosas mas tangibles; Fabio planteó en una rica entrevista brindada a “Nómades”, un conjunto de ideas interesantes que pueden servir de disparadores para pensar algunas cuestiones del imaginario popular de los “sin techo”.

“La vida es un hecho político” dice Fabio. ¿Qué significa esto para él?

         Fabio descubre la importancia de lo “político” a partir de una nueva realidad cotidiana en su vida. Una nueva experiencia de la que carecía hasta no hace mucho, como es la posibilidad de una charla con un otro semejante, o con cualquiera, simplemente con la única condición que se quiera hablar y escuchar. No importa el número de partícipes. Él descubrió esto en Proyecto 7.
         La política es entendida por Manu en una forma rudimentaria, y germinal  opuesta a toda formula tradicional, localizada en lugares clásicos (Estado, gobierno, partidos políticos, etc) o determinada arbitrariamente por las fechas del sufragio universal.
         Esta situada justo en el contexto de la producción del habla, espacio colectivo del que se nutre toda lengua, y la mantiene viva, allí donde nacen las voces, las representaciones ideológicas mas profundas de la vida cotidiana y que intentan otorgar sentido a la producción de enunciados.
         De ese encuentro social demuestra que ahora puede pensar, y también sentir, imaginarse a si mismo, y a los demás. Simplemente ésto es un acto político para él. Antes ya lo había dicho un tal Aristoteles, pero claro, él pudo ser conocido.

¿Para que sirven estos enunciados ?

         Según Manu pueden servir para “cuestionar”, lo que uno quiera, pero también para “afirmar”, modificando quien era, y lo que quiere, alterando su visión sobre las cosas, las pasadas y las futuras. Situarse junto a la palabra en algún lugar del mundo.
        
En palabras de Manu:

Antes  (…) “Me importaba un huevo todo (...) estaba muy embroncado conmigo mismo” (...)“Me molestaba la idea de pensar, cuando estás en calle estás todo el día pensando por que llegué acá (…) Te hacés las cabeza todo el tiempo”(...)“Te querés matar todo el día”(...) “estás con la muerte al lado”.

“Llegue  acá (a proyecto 7) con olor a mierda, me aislaba todo el tiempo”, (…) “Me hizo mirar y pensar, recuperar mi dignidad” (…) “sabemos lo que queremos, lo que buscamos”.

Ahora (...)“Hoy no me siento en situación de calle” (…) Una de las cosas que aprendí acá es a sacarme el miedo a decir las cosas” (…) “Gracias a eso pude recuperar a mi hija después de 14 años” (…) “Ahora si tengo muchas ganas de vivir”(...)”Me encanta vivir”.

A partir de este relato breve se intentó mostrar alguna de las ideas que Manu tenía para decir y resumen una estética política de lo cotidiano.
La política marca un antes y un después en la identidad de Manu. Un retoño a la vida. Un tipo que ya no huele a mierda. Un tipo que levanta la cabeza, y que ya no está solo, y que puede pensar su vida de atrás hacia adelante; un tipo, que como otros, -aunque lamentablemente los menos- pudieron salir del infierno en vida que es la calle, y que ahora le encanta vivir.
 Para el que escribe estas líneas puede ser un primer mensaje de la botella. Sobre que río será arrojado, quedará a criterio del lector.
                                                                         
                                                                                     Payaso Pirinola.


domingo, 10 de junio de 2012

La excusa como medio


Externalizar la razón para darle un sentido constitutivo: “mis hijos son mi pastilla”. La excusa necesaria, por no poder sentir el derecho, no sentir lo propio, el amor propio: cual si no estuviera permitido sentir “lo hago por mí”. La representación, sesgada en un otro. Un otro simbólico que puja y empuja, que nos define en un deber, un motivo, una razón, motor del incentivo que se desea encontrar, en principio, afuera de un@ mism@.

Y quizás de eso se trate: convertir al otro en un medio, permite arribar a nuestro fin. Bienvenidas sean las excusas cual motor que empuja.

Habrá, entonces, que reconstruir la identidad devastada, determinada por la impronta de quien nos quiso, estructuralmente, forjar; delimitando hasta a quién debemos moralmente querer, y así, asigna peso a nuestra conciencia. Porque salir de la raya, implica también, el costo de quedar afuera: perder las barreras que nos limitaban, también las que nos contenían.

Aquí es donde la excusa se vuelve válida, herramienta, instrumento; cuando la realidad hostiga hasta asfixiar.
Si la excusa se vuelve razón, y esa razón propone un camino, una alternativa; entonces lo que importa, simplemente, son ganas de andar.

                                                                              Sofía Felicetti

domingo, 3 de junio de 2012

¿Quiénes sos?


Se dice del yo, que es un residuo de múltiples identificaciones: madre, padre, hermano, vecino, profesor, amigo, persona que vive en la calle, alguien que vi un sola vez, pero que esa sola ocasión bastó para incluir un rasgo de ella en mi.
Cuando pensamos en quien somos, quizá mejor sería reflexionar sobre quienes somos. Un yo o múltiples yoes que se conjugan, juegan en mi, formando una totalidad compleja, compuesta por múltiples personajes.
Todo juego, por ejemplo en caso de Manu la caracterización, es una experiencia muy rica, a través de él sentimos placer, expresamos emociones, controlamos ansiedad, adquirimos experiencias, establecemos contactos sociales e integramos nuestra personalidad, es decir, que el juego constituye la capacidad creadora por excelencia, significa estar vivo.


                                                                                                                               
                                                                                                                      Andrea Pérez