sábado, 21 de julio de 2012

El que ama y el que es amado


              En un comienzo, en el primitivo aparato psíquico no hay una indisociación entre interior y exterior, es decir, aun no existe la capacidad de sentir lo exterior, y en su lugar  se inscribe una sensación completud. Luego logra disociar lo que esta por dentro de lo que esta por fuera de él mismo. En un primer momento dejando todo lo placentero dentro de sí y todo lo displacentero por fuera. Paulatinamente comienza a percibir que ni todo lo bueno está por dentro, ni todo lo malo está fuera, de esta forma se comienza a derrumbar la primera división y adquiere la capacidad de sentir que hay tanto dentro como fuera de sí fenómenos placenteros y displacenteros.
            El amor originariamente instalado en el propio cuerpo erogeneizado, sale en búsqueda de otro cuerpo similar al mismo. Allí se ubican dos posibles figuras, la del que ama y la del que es amado. Cualquiera de estas dos posiciones conseguirían perturbar si se mantiene estáticas. Pero el tiempo fluctúa incesantemente y en su correr da espacio para las posibles transformaciones, cambios, rotaciones. Y asimismo deberían alternarse las distintas posiciones del amor.

                                                                                                             Andrea Pérez



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