La mentira del Operativo Frío: La
reproducción del negocio de la pobreza y la justificación perfecta para
desplegar políticas públicas represivas.
Para dormir en la calle siempre una
buena frazada pero para descansar mucho mejor una buena púa. Mientras que el Gobierno
de la Ciudad
gasta millones para asistir a la necesidad de los pobres, los marginados, los
linyeras, los desposeídos se multiplican, ¿por qué? ¿Una manera absurda de
palear la pobreza?
Cuando las personas ingresan al
dispositivo se crean locos, vagos, se los denomina y otorga una etiqueta. Nada
de ingenuidades, hay intención de controlar. Una forma maquiavélica de borrar
con el codo lo que se escribe con la mano.
Pequeños negocios para el elenco
estable municipal, los mismos burócratas de siempre: subsidios para hogares que
negocian sus camas, robo descarado del gasoil de las camionetas que llevan a la
gente a los paradores, refacturación de elementos dispuestos para la
asistencia, sueldos de burócratas disfrazados de profesionales, ploteo de
camionetas a sobre precio para que parezcan nuevas, etc. en fin: pequeños
chanchullos, chiquitaje que mantiene la insignificante ambición de los
municipales. Los grandes negocios para el siguiente artículo, en este solo un
reflejo de aquellos.
Dispositivos (paradores, comedores,
hogares, etc.) concebidos por una legislación reproductiva del orden
político-económico, dispuestos para mantener el negocio de la pobreza y
alimentar la necesidad del plan maquiavélico: desgastar para destruir, y se
estimulan los efectos colaterales para seguir alimentando el negocio:
noticieros que venden inseguridad, rejas, cámaras, Policía Metropolitana,
cárceles, paradores, operativo frío…
¡Pulverizar
para aspirar! Dibujan el círculo… vicioso.
El
Rufián de Pompeya
No hay comentarios:
Publicar un comentario