lunes, 1 de abril de 2013

10. ¿Saben porqué hay una iglesia en cada barrio? Porque son un buen negocio.


            Ahora que ha pasado el mismo tiempo que el que vivió Cristo rey en el desierto, Pipino camina y se mira en cada una de las vidrieras de la calle Santa Fé. Se sube a su descapotable y lo arranca retomando por la calle Avellaneda hasta la plaza Flores. Mira al pai de plaza Constitución: Solo Dios nos puede salvar. Cosmo muestra los dientes y Pipino sonríe. Pasa por Cid Campeador y ya no encuentra a nadie. Le hubiera gustado ver a ese diablo Tombo con cara de abuela para demostrarle que no era un perdedor. Estaciona y se acerca un niño de la calle. Pipino saca un cigarrillo y se lo coloca en la boca. Lo introduce sosteniéndolo con la lengua y se quema, el niño ríe, Pipino se enoja pero le acaricia la cabeza. Gatilla al aire y el niño frunce el seño y llora.

            Arranca el coche y va para Recoleta. Estaciona su convertible e ingresa a su oficina. Marca el número y se comunica con Bertino. No, no soy Firpo, soy Pipino, ese Firpo es el que te tiene que pagar, pero claro andá para el Cid Campeador que ahí vas a encontrar soluciones. Cuelga el teléfono y se mira al espejo: está flaco y fibroso, el traje le queda bien. Sale a caminar por Plaza Francia y de repente un nubarrón de palomas. Un tornado fecal se avecina, una continua lluvia de mierda le cae en la cabeza. Se le mete en la boca. Qué boludo cómo no ajusticié en su momento al pajarero loco de Combate de los Posos. Abre el ropero y saca el disfraz de diablo, se coloca una capucha con el rostro avejentado de una señora mayor, marca el celular mientras sale por la puerta: hola Bertino tengo el gran negocio de tu vida, andá para el cruce de Cid Campeador…

                                                                                          
                                                                                     FIN



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