(Italia:
Constructo artificioso donde la idea de Nación sirve para meter en la misma
bolsa la gente de buen vivir del norte con los terrones mal vivientes del sur.)
− Papi, no me comprás un sanguchito de milanesa. −dijo el
gordo Firpo desde el suelo.
−Aunque no tengo un sanguche de
milanesa vengo a ayudarte, soy un psicólogo social que trabaja en la
municipalidad.
−Bueno te felicito, pero si no me
traes un sanguchito de milanga volá de acá que no estoy de humor y no quiero
hablar con nadie.
El
psicólogo social se retiró y volvió a la media hora con un sanguche de milanesa
cortado a la mitad. Ambos se pusieron a comer el sanguchito de milanga. Pero
qué sos? Psicólogo?, no, trabajador social?, no. Entonces qué carajo sos? Un
híbrido?, No, te explico. Somos los que trabajamos con la resaca que los
psicoanalistas no aceptan porque no tienen para pagar la terapia. Bueno terminé
el sanguchito, todo muy lindo pero volá que vos no me podés ayudar a las ganas que
tengo de dormir. Pero porqué no te vas a cagar negro de mierda, gordo
resentido. Y el psicólogo social desapareció entre los cartones, refunfuñando.
El
gordo durmió hasta la noche y cuando se despertó hacía frío. Se levantó y
caminó sin rumbo. Se vio en una vidriera como en poco tiempo adelgazaba y de
gordo mofletudo se convertía en un gordo con piel de sábana. Se volvió a tirar
pero ahora en una plazoleta de la 9 de julio.
Estacionó
la camioneta de la asistencia social municipal junto con un patruyero. Ahí está
el negro de mierda. El policía se adelantó al psicólogo social y le dijo al
gordo Firpo que lo iban a meter preso por ocupación ilícita del espacio
público. El psicólogo social levantó la mano pidiendo la palabra y comienzó a
hablar: yo estudié cinco materias para psiquiatra y tenemos para usted un lugar
que lo va a maravillar, es una suit ubicada en los codiciados parques del Borda
Buenos Aires hostel. El gordo se levantó pegándole un facazo en la cara del
cana y una trompada al operador social-psiquiatra-psicólogo social, el policía
apuntó al gordo pero cuando iba a disparar Cosmo saltó hacia la mano del oficial
haciendo que la pistola cayera al piso, luego el gordo Firpo y Cosmo se
perdieron entre los autos dirección Puerto Madero. Este negro de mierda me cortó
la cara abría que matarlo para hacerle un bien a la humanidad, dijo el policía,
y si, te entiendo pero tal vez a los locos peligrosos más bien abría que
encerrarlos por el bien de la ciudadanía, dijo el psicólogo
social-psiquiatra-operador social frunciendo el seño y mirando la inmensa cara
de Eva Perón del edificio de la Acción
Social de la avenida 9 de julio.
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