lunes, 1 de abril de 2013

3. Que no pare la música



            El gordo Firpo se despertó con fuertes palpitaciones en el pecho. Agarró una colilla y la encendió. La peatonal estaba vacía al igual que su estómago, de fondo se escuchaban los colectivos que pasaban por la 9 de Julio y el resonar de su estómago que no paraba de crujir. Miró al costado y le habían dejado una bolsa con pan. Pitó fuerte y agarró uno de los panes que mordió con fuerza. Se los devoró a todos junto inclusive con la bolsa. Estaba saciado. Caminó arrastrando los pies hasta la pensión. Intentó tararear la canción que había compuesto la noche anterior pero no se acordaba. Pensaba que si valía la pena se la hubiera acordado enseguida. Subió los escalones en puntas de pie y descolgó el cartel que decía: “ÚLTIMO AVISO PARA EL SEÑOR PIPINO FIRPO: CHE DOGOR NO TE HAGAS EL DOLOBU Y PAGÁ EL MES QUE VAS A IR SOPRE”. Sacó el cartel y entró al departamento. Dio vuelta la llave y suspiró. Este viejo conchudo me las va a pagar.
            Todos los animales lo miraban. Habían destrozado el sillón y los almohadones. Acarició a Dante, nos vemos en el infierno!, y lo tiró adentro del armario, Apolo necesitaba un sacrificio. Baco y Demócrito estaban dormiditos y ronroneando. Sonrió cuando vio la pelusa marroncita de uno de los hamsters en el piso. El loro Abelardo cantaba la canción que había compuesto la noche anterior, ahora sí el mundo tenía sentido!. Al gallo Confucio le faltaba un ala y ya no cacareaba. El negro Casper movía la cola con sangre en la boca. Todo en orden. Sorbió el mate frío y se sirvió otro forzado tereré. Miró el reloj y se sentó a esperar. Pero dónde carajo estaba su preferido Cosmo?
            Empezó a chistar llamando a su mascota y mirando al suelo. Salió de la pensión a buscarlo, enfiló para el lado de Plaza de Mayo y se perdió en la noche. Estaba fresco.
             Levantó la cabeza y vió un cruce de avenidas, qué es el Cid Campeador?, la bruma no lo dejaba ver bien. A lo lejos, una señora sentada en un banco. Era su abuela leyendo un libro de cocina. Abuela! Qué corno hace acá? se va a mojar toda con este vapor?, ¿vapor? ja ja… eso es lo más importante para una buena dieta pero vos no lo entenderías porque siempre has sido un gordo ignorante, el racionalismo ha llevado a la filosofía hacia el infierno, lo que resta de esta vida apestosa es la condena de un nihilismo absoluto. Firpo se paralizó y cuando quiso avanzar se tropezó cayendo al suelo. Estiró la mano que sobresalía de la bruma. Cuando levantó la cabeza solo vió el banco con un libro de cocina. Leyó: “A todo vapor, dígale no a lo frito”. Agarró el libro junto al banco que cargó en su hombro. Retomó el camino inverso pero dudó si debía caminar por la avenida Gaona o por Díaz Vélez. La encrucijada le agitaba el pecho. Cerró los ojos y avanzó perdiéndose en la oscuridad.
            Entró a la pensión y dejó abierto porque no encontraba la llave. Miró para la cocina, luego para la cama y detrás de la heladera pero ya no quedaban animales, solo una boa agonizando del atracón que se había pegado. Detrás del vidrio roto apareció el contorno de Cosmo (Cosmo: animal imaginario que se caracteriza por tener piel de lagarto (boa), recubierto de pelusa de hamster, patas de perro, cola de oveja, bigotes de gato y plumas de loro en la cabeza. Los ojos son propios de Cosmo. Pero lo más importante es que es muy buen conversador.)


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