Ándate del BAP, acá
tenemos leyes. (Un día en el Rawson).
Ándate del BAP, acá tenemos leyes: Si no querés irte
por la puerta de atrás tenés la ventana que no es mala opción para huir, solo
cuídate al caer porque puedes quedar inservible, tanto de disca como para no
servir ni de repuesto de mongólico, si alguna vez mongólico fuiste. Ven conmigo
que hay que enterrar pedazos de cuerpos que estallaron en el año del Big Bag y
todavía nadie los recogió. A los otros, que están mirando crecer las margaritas
desde arriba, que vayan a besarle los pies a los zelotes de las calles, que es
un perfecto día para hacer exactamente lo indicado. Los que sobran para el
tanto que vayan a casar mosquitos en la sala del parque o a jugar al briget con
las cabezas que sobraron de la heladera.
Ándate del BAP, acá tenemos leyes: Que el galo
romadizad les va a pasar lista y el que
no esté a horario que entregue el cuaderno de comunicaciones para citar a su
madre y si su madre está muerta, entonces que vaya al cementerio y retire los
restos de la fosa que hablaremos con el pedazo de carne podrido o en su defecto
con los 200 huesos amarillos que formaron un día una mamá. Acá somos y seremos
una gran familia y la corrección va ante todo.
No usen drogas psicotrópicas ni derivados del opio. La perversión nace
desde las baldosas y se transforma en los animales sedientos que esperan para
gritar piedra libre para todos los compas. Estas escondidas son subalternas al
retruco inmerecido. Es la grotesca, la vuelta de tuerca, la máquina de follar
operadores sociales… son los cuarteles de invierno. Esto es y será como
el preámbulo de la constitución de un dolor de muelas en medio de los
corazones. Acá no hay tiempo para especular con el paralelismo de otra
dimensión, siempre hay un joe mercenario que degusta la sensación de un polvo
en un baño solitario por la oscuridad y las masturbaciones. Siempre, agazapada
y en las penumbras, habrá una vieja sin dientes victimizándonos por haber sido
lo que nunca fue.
Ándate del BAP, acá tenemos leyes: Trata de no
resbalar por que te espera, justo debajo de tus pies, la gorda matarazzo tan
hambrienta esta que comería tu sexo sin cocinarlo. Espera un rato largo sentado
en algún pasillo y vas a ver el holograma del manco de espanto sacudiendo sus
brazos para volar mas allá de lo que uno se imagina en el minuto cero de la
muerte, donde comienza a saber lo que es
el más allá. No mires más que un rato largo, si sos perspicaz y no te vas de
jeta al piso capaz, que pase el ñoqui espantao soplando vientos de cambio de
cómo hacer trabajar a mulos.
Ándate del Bap, acá tenemos leyes: Pero entre que se
acaba el tiempo y la cenizas de carnaval están las comparsas de borrachos
enfierrados de SUtetra, son gurkas travestis que van perfumados con resero
blanco san juanino y reparten choripanes alucinógenos envueltos en servilletas
pedagógicas, y en fila de jardines de infantes dominan a las ferias que tienen
los coquitos extraviados. Pero recordá
que después del agua viene más agua y el carnaval sigue y sigue con las
comparsas de momias que chorrean calor y
en su trip de promesas helénicas de vueltas al mundo en 80.000 días y cosas así
lo esperanzan como si los clavos de la cruz no tuvieran precios.
Ándate del BAP, acá tenemos leyes. Acá tenemos cayos en el alma y las bolas
están repletas y repletas, chocan contra las paredes; agujerean los pisos,
rompen las cañerías, desmantelan las medianeras y los revoques lo hacen caer.
Todo se desvirga, encalla en padrastros esotéricos de lunas pesadas, de doce
casas sin soles que hayan parido algo parecido a la dignidad. Estrujan
temores, revaloriza la enemistad de las
arpías, agitan las lenguas de loros la conchas de loros fluyen. Le chifla el
moño a las cosas que una vez pensaron en cambiar.
Ándate del BAP, acá tenemos leyes: Está lo grotesco,
lo sarcástico. Tan grotesco como que un grupo de gatos escriban la historia de
prostitutas sindicales, tan bizarro como que esas viejas del 71 se victimicen
por el presente que las sorprenden, tan patético como los no saludos, los
llantos que no te dejaran seguir. Tan estúpido como levantar una voz estropeada
y reiterada en una manifestación de tuertos sin lengua, tan absurdo como seguir
escribiendo prostitutas sindicales. Tan idiota como los hijos de putos que se
creen que esto es violencia de genero. Tan vacío como dejarte de querer.
Ándate
del BAP, acá tenemos leyes!
Bengala
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