martes, 5 de febrero de 2013

Prostitutas sindicales (Capítulo VIII).


Ándate del BAP, acá tenemos leyes. (Un día en el Rawson).

                Ándate del BAP, acá tenemos leyes: Si no querés irte por la puerta de atrás tenés la ventana que no es mala opción para huir, solo cuídate al caer porque puedes quedar inservible, tanto de disca como para no servir ni de repuesto de mongólico, si alguna vez mongólico fuiste. Ven conmigo que hay que enterrar pedazos de cuerpos que estallaron en el año del Big Bag y todavía nadie los recogió. A los otros, que están mirando crecer las margaritas desde arriba, que vayan a besarle los pies a los zelotes de las calles, que es un perfecto día para hacer exactamente lo indicado. Los que sobran para el tanto que vayan a casar mosquitos en la sala del parque o a jugar al briget con las cabezas que sobraron de la heladera.
                Ándate del BAP, acá tenemos leyes: Que el galo romadizad les va a pasar lista y  el que no esté a horario que entregue el cuaderno de comunicaciones para citar a su madre y si su madre está muerta, entonces que vaya al cementerio y retire los restos de la fosa que hablaremos con el pedazo de carne podrido o en su defecto con los 200 huesos amarillos que formaron un día una mamá. Acá somos y seremos una gran familia y la corrección va ante todo.  No usen drogas psicotrópicas ni derivados del opio. La perversión nace desde las baldosas y se transforma en los animales sedientos que esperan para gritar piedra libre para todos los compas. Estas escondidas son subalternas al retruco inmerecido. Es la grotesca, la vuelta de tuerca, la máquina de follar operadores sociales… son los cuarteles de invierno. Esto es y será  como  el preámbulo de la constitución de un dolor de muelas en medio de los corazones. Acá no hay tiempo para especular con el paralelismo de otra dimensión, siempre hay un joe mercenario que degusta la sensación de un polvo en un baño solitario por la oscuridad y las masturbaciones. Siempre, agazapada y en las penumbras, habrá una vieja sin dientes victimizándonos por haber sido lo que nunca fue.
                Ándate del BAP, acá tenemos leyes: Trata de no resbalar por que te espera, justo debajo de tus pies, la gorda matarazzo tan hambrienta esta que comería tu sexo sin cocinarlo. Espera un rato largo sentado en algún pasillo y vas a ver el holograma del manco de espanto sacudiendo sus brazos para volar mas allá de lo que uno se imagina en el minuto cero de la muerte, donde comienza  a saber lo que es el más allá. No mires más que un rato largo, si sos perspicaz y no te vas de jeta al piso capaz, que pase el ñoqui espantao soplando vientos de cambio de cómo hacer trabajar a mulos.
                Ándate del Bap, acá tenemos leyes: Pero entre que se acaba el tiempo y la cenizas de carnaval están las comparsas de borrachos enfierrados de SUtetra, son gurkas travestis que van perfumados con resero blanco san juanino y reparten choripanes alucinógenos envueltos en servilletas pedagógicas, y en fila de jardines de infantes dominan a las ferias que tienen los coquitos extraviados.  Pero recordá que después del agua viene más agua y el carnaval sigue y sigue con las comparsas de momias que chorrean  calor y en su trip de promesas helénicas de vueltas al mundo en 80.000 días y cosas así lo esperanzan como si los clavos de la cruz no tuvieran precios.
                Ándate del BAP, acá tenemos leyes.  Acá tenemos cayos en el alma y las bolas están repletas y repletas, chocan contra las paredes; agujerean los pisos, rompen las cañerías, desmantelan las medianeras y los revoques lo hacen caer. Todo se desvirga, encalla en padrastros esotéricos de lunas pesadas, de doce casas sin soles que hayan parido algo parecido a la dignidad. Estrujan temores,  revaloriza la enemistad de las arpías, agitan las lenguas de loros la conchas de loros fluyen. Le chifla el moño a las cosas que una vez pensaron en cambiar.
                Ándate del BAP, acá tenemos leyes: Está lo grotesco, lo sarcástico. Tan grotesco como que un grupo de gatos escriban la historia de prostitutas sindicales, tan bizarro como que esas viejas del 71 se victimicen por el presente que las sorprenden, tan patético como los no saludos, los llantos que no te dejaran seguir. Tan estúpido como levantar una voz estropeada y reiterada en una manifestación de tuertos sin lengua, tan absurdo como seguir escribiendo prostitutas sindicales. Tan idiota como los hijos de putos que se creen que esto es violencia de genero. Tan vacío como dejarte de querer.
                Ándate del BAP, acá tenemos leyes!

Bengala


  

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