jueves, 14 de febrero de 2013

El caso Roberto (el pajarero).


      El caso de Roberto es un caso testigo para detallar la impericia del estado en el campo de contención y asistencia a una persona que perdió la mayoría de los derechos humanos. Muchos se llenan la boca hablando de derechos humanos, tocando el bombo por reivindicaciones, haciendo alardes de altos presupuestos y eficiencia política, rasgándose sus vestiduras por seguridad. Pero son muy pocos lo que hacen introspectiva ante situaciones cotidianas que están frente a nuestros ojos y no podemos o no sabemos decodificarlas.
         Esta actitud de no poder decodificar abarca a los elementos que conformar al estado, desde la cúpula política hasta el operador social de calle, pasando por ONG o centros de contención. El caso Roberto se disemina en todas las avenidas y calles de la ciudad de Baires, Roberto hay por donde uno mire. Personas que sufrieron una fuerte pérdida personal y se fueron a pique, no tuvieron la contención burguesa que uno esgrime como son las pastillas recetadas, los amigos, la familia, la escritura o el psicoanálisis. Los Roberto carecen ampliamente de estas herramientas pequeñoburguesas y ante una ausencia que no tiene contención se van derecho a bancarrota. A esto hay que agregarle la carencia económica, la falta de trabajo, la ignominia de terceros y el colapso llega rápidamente.
         El caso del pajarero es interesante porque no se dejó llevar por el vino, ni las drogas o la delincuencia, Roberto encontró una pronta y mera actividad en cuidar palomas heridas y desde esa posición reivindicar el valor de la vida y darle sentido a la ausencia. “se engancho con ese mambo” diríamos en el barrio. Si se le pregunta a un  psicólogo diría “es un paciente psiquiátrico “y cortaría el polvo con esa aglutinada y superficial frase. Un psicólogo social nos diría “bueno habría que ponerlo con un grupo, sociabilizarlo y llevarle un chupetín cada vez que lo vemos”. Un trabajador social diría “le hago un informe social, le pago el bondi y lo acompaño a la subsecretaria y me quedo con él hasta que me atienda dios”. Un supervisor diría “fijate que podes hacer que yo mañana y pasado no vengo a laburar”. Alguien con mas jerarquía nos diría “che que buen laburo que hacen, dejame los datos de Roberto y pasa por personal que estas despedido porque hay una restructuración del programa”.
         Con estas frases lo que quiero sintetizar es la inoperancia. No es una inoperancia de voluntad propia, sino una inoperancia que decanta la misma situación de trabajar a renglón con los libros y las políticas oficiales. De esto hablo cuando uno o unas no pueden decodificar lo que tiene al frente de sus ojos. No lo pueden decodificar por el hecho tan simple como es que ya son parte del discurso paradigmático que impone el estado ante estos casos. Roberto hace diez años que está en calle, una década exacta. Tiene un sueño y es darle cobijo y alimento a las palomas heridas, ni más ni menos que eso. No está pidiendo ser el faraón de la dinastía XXIII o ser el ungido que viene de redentor. Pide que se le cumpla la sombra de un sueño y le den una mano en su proyecto, solitario amor y proyecto. Pero proyecto al fin. Si el estado con sus líderes y lame botas no puede solucionar dicha problemática, qué queda para el pibe medio muerto que se da con paco en AV Alcorta , qué queda para el borracho de vino blanco que anochece en plazas primero de mayo, qué queda para el tuberculoso de plaza Roma o qué queda para el pibe que mete faca y pecho en Palermo .
         La ciudad de buenos aires en el año 2012 ejecutó un presupuesto de 32.705 millones de pesos de los cuales el 65 por ciento fue para desarrollo social y obras públicas (obras públicas el 22 por ciento). Estamos hablando de casi 12 palos para asistencia social! Donde esta esa guita? Hoy a la tarde, antes de escribir estas líneas para Nómades, fui a rastrear el camino de los subsidios (690) encontré rastros de la plata. Esos 690 no están declarados. Busqué datos en internet y estuve leyendo algunas pautas legales de presupuesto y no existen y lo peor, no hay ley que avale su publicación. El estado acá empieza a hacer agua, en el negar datos a los ciudadano. Seguí indagando sobre el caso Roberto y quise saber cuánto gana un director o subdirector del área de desarrollo social, la cifra supera los 30.000 pesos como mínimo, quise indagar y saber cuánto gana una persona de planta del BAP ( esos que tanto defiende la camiseta laboral) entre 4.500 y 5550 pesos y ni hablar de los compañeros contratados tan solo 3000 pesos ¡!... no hay palabras . Me dedique a sumar y sumar, pero no llegaba a los 12 palos del presupuesto.
En la ciudad no hay un hospital público para perros, gatos o palomas, no existe. Cuanto puede costar montar un dispositivo de ese estilo y darle laburo a gente como Roberto?  Investigo y la cifra no llega a 500.000 pesos. Muchos me dirán “mirá en lo que te fijas habiendo tantos problemas” y les respondo; si no se puede solucionar un simple problema como el de Roberto, vuelvo a lo mismo, que hay para los problemas más complejos?
         Un estudiante de psicología o uno de trabajo social, le cuesta al estado alrededor de 60.000 pesos. Para qué se invierte si no dan respuesta ante estas problemáticas? Y piensan en un egoísmo de puta madre cuando emprenden quijotadas contra el establichment político. Si no se empieza con la lucha de base es difícil armar la ofensiva final. Aguantar a un subdirector de área le sale a la sociedad  arriba de 300.000 por año. Para qué? si es un incompetente de buena sepa .
La respuesta que se le da a Roberto por parte del estado está dada en tres secciones. La primera es la visita que tiene un trabajador social  en derivado del mismo (léase psicólogos social) que lo contiene (de hecho Roberto está agradecido por el esfuerzo de los compañeros que se la juegan todos los días en la calle por tres mangos). La segunda respuesta es la maquina amansadora y trituradora de la burocracia estatal que lo para con uno NO. Y en tercera opción y por último, es mandarle a la fuerza de seguridad con un camión de basura y un patrullero para reventarles las palomas cuando él no está.
         Pero la acción no es “reventarle las palomas”; la acción en si es reventarle la vida , es decirle “ flaco, me cago de risa de lo tuyo y me rompe la bolas ir a verte todos los días por tres mangos y me rompe las bolas que me traigan este informe social con un paciente psiquiátrico “. En síntesis, la idea es negarlo y mantenerlo en un limbo hasta que se desgaste y muera de pena y una y otra vez muera de pena.
         En alguna que otra agarrada que tuve con gente detestable del ministerio de desarrollo social, me han llamado cínico (que lo soy) y hijo de un  gran puta (que lo soy pero mi madre cobraba barato). Pero más cínico e hijo de puta es ser parte de una maquinaria que deja a los Roberto morir de pena y ser cómplice de la muerte de lo único que tiene como cable a tierra. Entonces, quién es más cínico? ; un boludo que escribe o uno y unas que trafican ladrillos, se comen la guita del presupuesto, se cagan en los informes sociales, se limpian el orto con los contratos o marchan en post de un aumento invisible.
 A veces la lejanía que da un despido aprendo que la elección de nómades no estuvo equivocada , por lo menos soy un cínico e hijo de puta pero no soy parte del mecanismo asesino de matar gente de a poco, trato de buscar otra mirada, de buscar otra crítica, soy partidario de vivir (como dice el catalán). Es evidente que hasta que no me demuestren resultados consistentes no podré evitar en catalogar a los miembros de BAP; psicólogos sociales, trabajadores sociales, directores, sub directores, gente de planta, choferes, psicólogos y autoridades como parásitos y que son parte de una torta de mierda; que no tienen interés en buscar soluciones, tan solo tiene interés  en aparecer en primer plana tocando el bombo, haciendo bien el trabajo o apoyando un programa de cuarta.
Parásitos! Despierten! es hora de aprender a ver!

Bengala 

No hay comentarios:

Publicar un comentario