jueves, 14 de febrero de 2013

Entrevista 29: Roberto. Cochabamba y Entre Ríos.


“Hospital de atención, alimentación y libertad de pichones o palomitas impedidas” (Roberto. Actualmente en situación de calle.)

            Hace aproximadamente seis meses, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires operando a través de la policía Metropolitana, Espacio Público y el BAP, desalojaron a Roberto que se encontraba ubicado en la calle Combate de los pozos, bajo autopista. El equipo municipal justificó la intervención acusando a Roberto de ocupación del espacio público agravado por la posesión de animales infecciosos. Roberto había construido una estructura con cajones donde albergaba alrededor de treinta palomas. Hoy Roberto continúa en situación de calle, entre Cochabamba y Entre Ríos, alimentando siete de aquellas treinta palomas. Esta es su historia:

Nómades (N): −¿Y te sacaron todo?
Roberto (R): −Me sacaron totalmente todo. Todo, todo, todo.
N: −¿Y las palomas?
R: −Y las palomitas por lo que me dijeron dos testigos que estaban mirando ahí, incluso para salir ellos a mi favor de testigo, por lo que me dijeron las han matado. Con un camión grande hidráulico.
N: −¿Y vinieron a darte alguna explicación?
R: −No vinieron porque son tan atorrantes, tan cobardes y tan desgraciados que tiran la piedra y esconden la mano.
N: −¿Y no vino la asistencia social a darte una mano después de lo que pasó?
R: −No después no…
N: −¿Hace mucho tiempo que estás en el tema de  las palomas?
R: −Y prácticamente desde que estoy en la calle, del 2003 al 2013, diez años. Yo aporté para gastronomía. No soy cocinero, como yo digo: “soy corajudo”, ¿no?, pizzería, sé amasar. Después para la construcción…
Las chicas de Pavón y Entre Ríos vinieron a llevarme. Me agilizaron en el menor tiempo posible para que yo pueda tener el subsidio y tener el techo. Pero siempre expliqué esto: que el techo para mi se me hace fácil conseguir, ¿pero a las palomitas donde las pongo?
N: −¿Vos no podés ir a un parador?
R: −No, si no puedo ir bajo techo menos a un parador. Por que en los paradores hay verdaderas lacras, no gente honrada. Ahí te roban las cosas, ¿entonces cómo puede ser? si este señor Macri se hace el responsable para llevar gente al parador…
N: −¿Y los vecinos cómo te tratan?
R: −Toda gente muy buena, aunque Macri está haciendo política en contra de las palomitas...
N: −¿Se acercó alguien de alguna agrupación animal para darte una mano con las palomas?
R: −Hubo unos señores que según me dijeron ellos con la asociación ornitológica la que protege toda la parte alada. Pero el tema es el siguiente: tengo conocimiento en persona que si se las llevan a ese lugar, la que está bien está bien, si a ellos les sirve, ¿no? Para utilizarla como mensajera y la que está mal la matan. Entonces no puede ser. No puedo confiar. Hasta un perro si está mal lo matan porque no sirve. La vida no se mata porque es de Dios. Hasta una hormiguita que uno ve trabajando, con total respeto a la vida, hasta al ser humano… y el destino me fue llevando, estoy capacitado y hasta el día de mañana me sentiré rico por esa obra.
N: −¿Vos te quedás acá siempre? o ¿te movés con las palomas?
R: −Y lo que puedo sí. Cuando llueve mucho y me agarra por acá cerca me encontrás debajo del puente.
N: −¿Con el alimento cómo hacés?
R: −Me ayuda la gente. También por la gracia de Dios me dan alguna moneda para poder comprar el alimento.
N: −¿Y te movés solo en la calle?
R: −Acá solamente yo, alguna persona acá, ¿no cierto? Pero bueno ando yo, ellos haciendo la suya y yo haciendo la mía.
N: −¿Cómo fue que surge el tema de las palomas? Porque puede haber sido otra clase de animal.
R: −En el 2003 tuve la desgracia de quedar solo, mi señora era profesional. Tenía cinco diplomas. Tuvo la desgracia de fallecer al lado mío con un ataque al corazón en la cama. Ese día, me despierto como de costumbre, antes que suene el reloj y noté algo raro que me había alertado, es como que te alerta, como que la muerte te golpea las puertas del corazón. ¿Pero qué raro el silencio?, esto es rarísimo. Habrían pasado quince minutos, el cuerpo estaba caliente. Ahí me di cuenta que había muerto de un ataque al corazón. A los tres días comencé a trabajar pero me sentía solo y vacío. Y fue en esa época que encuentro un pajarito en la calle, son cosas que uno mismo se analiza, que uno no sirve para nada, que ya mi vida no tiene sentido. Una animalito muy bonito que posiblemente se había escapado de la jaula. Hacía un calor tremendo y yo me había ido a buscar una gaseosa por esa razón lo encontré, sino no lo encontraba. Voy a llevarlo. Enseguida picaba. Entró en confianza. Fue una cosa muy rápida. Lo llevé a la mano y lo traje. Y en una jaulita le empecé a dar atenciones de comida, lo otro. Y ya ahí me di cuenta que mi vida tenía otro sentido. Yo estaba equivocado porque la desgracia que yo había sufrido fue una cosa muy fuerte para mí, pero a través de ese pajarito ya cambió totalmente mi vida.
Yo me levanto voy buscando el pan, porque a parte de esto yo voy dejando pan para las palomitas para advertir al atorrante de Macri que dice que ellas tienen enfermedades. Porque este señor, entre comillas, porque es de lo peor que hay. Porque Dios jamás puede dejar su creación para que nos sirva de perjuicio, ¿qué somos dueños de la vida?
N: −Roberto te agradecemos tu tiempo por haber contado esto y ser parte del programa.
R: −…nosotros como argentinos que no nos podemos ir, uno se queda acá es nacido acá, vamos a tener que tomar un fusil para defender la tierra, que cada paisano se quede en su tierra como corresponde, que lo dijo el Martín Fierro, que cada gobernante que vele por los ciudadanos de su país, no tenemos ministro de economía, no tenemos ministro de seguridad, pero esto es vergonzoso porque si yo como argentino voy a aplaudir: “Sí, están haciendo muy bien”, mirá qué lindo la Cristina, mirá qué lindo el atorrante Macri, sea quién sea, No. Peronismo de Perón una solo vez y nunca más en la vida. Un señor presidente que supo hacer las cosas antes que decirlas. Que supo hacer las cosas y no las palabras que se las lleva el viento. Supo hacer las cosas y después decirlas.


                                                                                 Buenos Aires, 8 de febrero del 2013



No hay comentarios:

Publicar un comentario