Es
imposible entender un acto político con la palabra hecho con la escritura o con
las armas sin entender de donde se viene, donde estamos parados y para donde se
apunta la resultante de las acciones.
Trelew no es una acción esporádica de un grupo de personas que tomaron
la política como accionar y las armas como herramienta de esa política. Trelew
fue la acción bisagra que transformó la forma de justificar y apreciar un cansancio
cíclico que se venía arrastrando desde el 55 y también fue un experimento de
hasta donde llegan las noticias si se enmascara fusilamientos por fuga.
Luego
de Trelew existió un espiral de vuelta y vuelta entre el plomo, la muerte y
desapariciones que se extiende hasta nuestros días. Políticas económicas
marcaron las directrices de la política contemporánea. Se vivieron distintas
experiencias para que el establichment hiciera cintura y se acomodara a los
vaivenes internacionales y a la oferta y demanda local. Pasamos distintos
momentos de transición a corto plazo con resultados variables. Desapareció y murió
muchísima gente, hubo debacles económicas de perfiles circulares que se
repitieron y se reiteran en constante, se afrontaron distintos encauces de lucha,
se frustró entre saliva y tinta diferentes hipótesis sobre la realidad y el pasado.
Aparecen gurú que vaticina lo que vendrá, son gurú que conviven en una
constante violencia simbólica, lúdica y real que a veces asciende y en otros
casos desciende depende el día del editor. Se viven periodos democráticos.
Vivimos periodos dictatoriales, buscamos grandes padres para que guíen a la horda
y todo va enlazado y entrecruzado por acciones mediáticas, temporales, por
acciones de placer y displacer o solo por acciones a secas. De esta manera muy irregular
y desmadejada, se va construyendo el presente que tiene mucho de ilusión en el
ayer y demasiado de suerte por lo que vendrá.
Cuando
termine de entrevistar a Celedonio, me di cuenta, que me sentía vacío. Lo que
me dijo Celedonio me lo podía haber dicho cualquier pascual que leyó algo del
tema o cualquier pescado que cursa primer año de historia o sociología me
hubiera dicho o mismo que el entrevistado. No le encontraba peso, le buscaba
vueltas y vueltas a la entrevista y no le encontraba el porqué. Durante unos días
intentaba buscarle la vuelta y decirme a mi mismo que esa entrevista había
valido la pena. Pero una noche mientras miraba a mi alrededor me di cuenta que
esa entrevista era oro puro. Aquella noche mire caras y discursos, angustias y parafraseos
constantes y contradictorios. En el ambiente había cierta ebullición adolescente,
cierta nostalgia por Trelew, cierta constancia por los mártires, cierto
hipnotismo por lo que iba a ser. logré en un abrir y cerrar de ojos llevar el espíritu
de Celedonio a un presente real y personalizado , en donde me jugaba nada mas y
nada menos que la existencia material y el consumo en un grupo que iba a ser la
resultante del futuro . Logré llevar el pasado y hacerlo carne en el presente. Comprendí
empíricamente que la historia sirve para algo y que no había errado el camino.
Un
relato del pasado suele ser por lo general dramático, la historia no esta
consolidada por hechos de buena presencia, con finales felices. En ese instante
supe que las luchas son pura inmolación por una unión desesperada ante el
horror de la derrota que marca a fuego los destinos. Ahora, escuchando a
Celedonio y analizando el pasado en el presente, me doy cuenta que las cosas
han cambiado demasiado para afrontar una decorada vuelta a la protesta.
Nos
comercializaron de manera eficiente, el mercantilismo corre por nuestra sangre
y se define de manera exacerbara cuando entra en ebullición. Por favor a ellos
no les toquen el kiosco que venden remeras del Che Guevara y música de Silvio
Rodríguez. De mi parte prefiero entrevistar a Celedonio y ser parte del pasado
desde sus diversas convergencias para no traicionar en el presente. Tal vez
exista la posibilidad de huir.
Bengala.
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