martes, 22 de enero de 2013

Introducción a prostitutas sindicales (el realismo de lo Grotesco).


Escritos sobre la lucha Wow (lucha del BAP)

                “Soy tuyo”.  Esa fue la frase que sintetizó la expresión corpórea cuando les di vida a prostitutas. “Soy tuyo”. Dos palabras que comenzaron a rebotar en mi testa desde el mismo día que me diagnosticaron el final en el BAP. “Soy tuyo”.
                SOY TUYO: La apropiación como medio de tortura, como medio de extorción, como medio de presión. No hablo de la tortura vulgar de una picana, de un palo justiciero, de violaciones en la parrilla, de submarinos secos, o de otros elementos de sufrimiento del cuerpo. “Soy tuyo” es la tortura de la psicopateada, de la pérdida total de dignidad. Ya no sos vos, “soy tuyo”. Es la entrega a salvarse de alguna manera; ¿cuál es esa manera?  ¿Cual es esa ruta? No importa cuál es, tan solo importa” soy tuyo”.
                Fue una sensación rara cuando me diagnosticaron que mi tiempo en el bap estaba contado. Sabía que con mi finalización del contrato era  iba a ser un finado elegante; finado porque era un cadáver civil al cual saludaba sus autoridades con un “ es una restructuración” ; quedaba abandonado a la buena suerte en plenas cuatro décadas y elegante , porque los cuervos ajenos me iban a saludar, a comprender, a darme su pésame los hijos de puta de manera decorosa, a realizar fiestas de apoyo, a nombrarme en todas las gacetas, a vestirme de mártir, de héroe, de ejemplo para la lucha .
En esta clase de circunstancias no hay muchas salidas, tal vez uno cuente tres o con algún esfuerzo cuatro; una puede ser comerse al che Guevara a la parrilla con moroncitos y ajo, digerirlo y con ayuda de un sindicato progre “que conoce la lucha desde lejos y solo le importa copar la parada a cualquier costo “empezar a confeccionar (en nombre de ellos) la resistencia a las cagadas originales. Otra salida es resignar la derrota vía un error, recibir los sermones de las plantas del BAP poco regadas y seguir para adelante con “aguante y farmacia”. Otras de las salidas era olvidar lo sucedido, repartir culpas, hacer terapia y buscar un nuevo trabajo; ahora sí, evitando conflictos y sonriendo en la cara de los que fueron parte de esta historia de diagnósticos sobre mí. Por último, existía una salida más, tal vez la más  poco indicada para el burgués moderno. Esa salida era cagarse de risa de la situación, llevar el hecho de mi despido en el BAP a lo grotesco ; reírme del cáncer deseado a Nora, cagarme de risa de la panza de la asexuada de Coco, reírme hasta morir de la inocencia estúpida e insegura de mariana, cagarme en las palabras de Claudio y sus esbirros de planta, burlarme hasta el hartazgo y ridiculizar a un  manco, defenestrar a los curdas de sutecba , mear sobre la inocencia impúdica que intenta representar ate, que me chupen la pija de rodillas aquellos que se toman la bastarda lucha del bap en serio, reírme de mi desgracia, de mis errores, de mi persona. Desvestirme de victima esencial, negarme en todos los episodios y aparecer en la barricada de la escritura.
                Opté por esta última cómo salida y aun hay noches que me siento frente a la máquina a burlarme de ellos a burlarme de mi o sea, a realizar lo grotesco y esto de lo grotesco se encarna en las prostitutas sindicales. Es la opción más sagrada y complicada es la burla (de hecho la burla estuvo prohibida por siglos y tuvo muertos y muertas a través  de la historia). Pero la burla personal y ajena es alojarse en el ceno salvador del humor grotesco. Mientras el resto muere en la lucha de la farsa y los de plantas se retuercen en la podredumbre de la acción, yo disfruto escribiendo prostitutas sindicales y es un placer incomparable burlarme de mi y del resto.
                Lamentablemente los años y las derrotas en todos los campos de mi vida, me enseñaron a ser un elemento sínico, perverso y psicópata. Me encanta mi sufrimiento y el sufrimiento de los enemigos ajenos. Cuando Nora, Coco o Marina se retorcían en su indignidad por lo que escribí, yo estaba extasiado en mi nueva vida, alejado del Rawson y del bap, rodeado de ese grupo de amigos que me dejo el trabajo. Cuando algunos de planta me dan vuelta la cara me cago de risa en mi interior, cuando ate no da un mango por estos escritos para mí es un orgasmo increíble y cuando sutecba niega mi reincorporación me cago en ellos y grito a los cuatro vientos: “a cuca me lo cojo y lo mato”.
                Sigan matándose, sacándose los ojos y reproduciendo la misma basura de siempre mientras tanto, intentando en vano ser el pibe de planta del mes, ser reincorporados por un acto de magia, ser el más poronga de los trosko, ser el más chupa culo del sindicalismo, ser la más puta que menos trabaja, ser el más pajero que más duerme… yo , mientras tanto , sigo dándole unos toques a mis prostitutas sindicales, que son mis novias en la fantasía de ser lo que algún día fui.

BENGALA Y EL GATO ISMAEL.








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