Usted debe ser pobre y si no lo
es apresúrese a serlo. En tal caso si su pobreza no llega al extremo necesario
para ser dignificado por el programa Buenos Aires Presente (BAP) deberá construir
las condiciones reales de padecimiento y sino al menos simularlas. Relájese y
siéntase tranquilo que cumpliendo con los requisitos que aquí le nombraremos
podrá ingresar como beneficiario al programa BAP. Ahora sí prepárese porque le
brindaremos unos saludables consejos para ser todo un miserable. Algunas claves
para lucir como un excelente pordiosero y así podrá ser un exitoso acreedor de
políticas públicas.
Si
usted es pobre pero no tiene aspecto de estar en situación de calle desgaje su
ropa. Pero si la falta de recambio de vestimenta es un inconveniente para usted
y su familia por lo menos ensúciela. Por sobre todo, tenga a saber que en
primer lugar el operador social municipal fijará sus ojos en el calzado ajeno.
Póngase en patas que tendrá ganada la discusión de si usted es o no pobre.
En
cuanto al domicilio no se olvide que es un requisito haber residido por lo
menos dos años en la Ciudad
de Buenos Aires para acceder al subsidio habitacional. Por ejemplo si usted se
crió en Morón diga que jugaba a la pelota en el portón de la Biblioteca del
Congreso. Y si usted nació en el Hospital Evita de Lanús y luego tuvo la mala
suerte de mudarse al partido de Avellaneda diga directamente que de chiquito salía
a mendigar por la calle Avellaneda, los días sábados a la mañana, ahí donde se
concentra un mundo de hormiguitas humanas buscando las mejores ofertas del
barrio de Flores.
Enséñeles
a sus hijos que deben decir la palabra “hambre” para que cuando llegue la
camioneta de la asistencia social, suene y resuene en el oído del operador municipal
este concepto mágico. Si sufre de hambre, mejor, pero caso contrario tenga en
cuenta que no hace falta que padezcan el hambre para nombrarlo, pero que si sus
hijos no dicen la palabra clave, quíteles el plato de comida como sanción. El
gran filántropo Juan Carr nos instruye en el tema y nos dice que su asociación civil
baja el hambre en un gran porcentaje en la Argentina. Todos
sabemos que además de su voluntad caritativa cobra cuantiosas sumas por la
venta de su imagen a la clase media alta, aquella que puede realizar donaciones
sin que quiebre su economía y a cambio lograr conciliar el preciado sueño en
las calurosas noches de verano. Además que el señor Carr tampoco descarta los
bondadosos y abundantes presupuestos del Estado, y es por este motivo, que lo
importante es saber que diciendo la palabra hambre, un pobre pasa de la
indiferencia a ser objeto de intervención municipal.
Usted
debe saberse estadística. Su presencia en el programa es bienvenida. Aumenta
las cifras y pasa a ser un sujeto útil. Un número necesario para desarrollar
políticas públicas. Su cuerpo inútil y estropeado se convierte en un objeto
deseado a tratar por encuestadores y trabajadores sociales. A los
planificadores y especialistas habilitados se les cae la baba cuando ven a un
grupo de pobres en la fila de una oficina municipal para cobrar un “Ticket
Social” (programa de chequera de alimentos donde se canjea un vale por comida
en los supermercados). Imagínense si un pobre es útil ¡cuánto serán muchos!
Si
usted es considerado pobre debe alegrarse por lograr ser una derivación.
Tramitará el documento gratis y se ahorrará treinta y cinco pesos, digamos que
tres cervezas en el chino. Nada hay que despreciar. También lo pueden derivar a
la concha de su madre pero disfrute porque sepa que siempre va a ser ¡gratis!
Usted
debe rezar por ser un informe social. La sensación (cuenta la leyenda) es
similar al orgasmo. Siga el ejemplo que hubo muchas personas en situación de
calle que hasta se divirtieron cuando le preguntaban el máximo de nivel
educativo alcanzado. La gente suele deleitarse cuando le preguntan cuánto ganan
al mes y, después de un guiño de ojo, el amistoso operador social anota
trecientos cincuenta, ciento cincuenta pesos menos que la cruda realidad de su
bolsillo. Y le repite al asistido que tiene que ser pobre porque sino no puede
ser beneficiario de ningún plan social. Sepa que si usted gana quinientos pesos
pasa a ser clase media porque puede comprar diez cervezas más que el que gana
trecientos cincuenta. En donde dice “oficio” diga al operador de calle que
anote: cartonero, changarín o ninguno. Eso si que es ser un buen pobre, o exija
que le anoten lo que le corresponde: oficio-ninguno. Y en la casilla que dice “salud”
usted debe poner que está hecho mierda, que no sirve para un carajo y que se
está por morir. Esto último gusta más a los burócratas de la oficina de Pavón y
Entre Ríos (Ubicación del edificio donde se encuentra la oficina evaluadora de
la municipalidad) porque además puede acceder a alguna pensión por discapacidad
si es que usted además está resignado y dispuesto a que lo basuree una junta
médica, para tramitar en un par de años por lo que usted padece en ese momento.
Y
no sabe la mejora que se siente ser un Informe Social firmado por un trabajador
social con matrícula cuando pasa a ser seguimiento del mismo. Usted se relaja
porque deja de ser la persona que sufre para ser un rotulo diagnosticado en
proceso de mejora. Todo un sentimiento de alivio.
Después
de este primer manual de consejos usted estará habilitado para llamar al 108.
Sepa que no va a ir nadie, pero no se preocupe porque ¡es gratis!, aproveche
usted que es pobre, porque nadie le va a negar a que llame y lo atiendan como a
un vecino. Claro que sí señor o señora, usted es parte del presupuesto del
Ministerio de Desarrollo Social. Se lo considera pagándole el sueldo a un
operador telefónico que debe soportar su falta de vocabulario.
Ya
sabe como comenzar a exigir ser un asistido pero para que no le falte ningún
truco o artilugio de engañar a los insistentes e inquisitivos operadores
sociales siga mensualmente este boletín didáctico de tandas instructivas de
cómo es mejor ser una persona en situación de calle.
El
Rufián
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