No hubo una opción mas acertada en
este ultimo año que seguir adelante con el proyecto nómades; historia en
movimiento. Por lo habitual los proyectos mueren en el barro del tiempo, se
empantanan y terminan yéndose a pique. Finalizan sus días como recuerdos de
charlas de bares en “el te acordas lo que pudo haber sido” y esas cosas. Más
que por suerte encontré en los caminos sinuosos de la representación de la
realidad a Agustín, Andrea y Sebastian, que con gran esfuerzo y con mayor
voluntad y compromiso se pusieron el equipo al hombro en momentos de guardia
baja y malos tiempos.
Como parece ser tan habitual en mí
el trastocar de la emociones se confunde con hechos de la realidad y esta
acción lleva a malas interpretaciones cotidianas. Con ellos tres esas
situaciones nunca se viven como comedias trágicas de los tiempos que corren, con
finales que fusilan toda historia que queda trunca. Más bien es parte del
crecimiento. Siempre estamos en el
camino de darle vida a las entrevistas, de formar una idea por fuera de las
horas laborales. Encontrar la fisura de todo este enjambre de situaciones atroces,
decadentes y esperanzadoras es la idea y vaya si se esta dando y como se esta dando!
De una manera u otra el lunes pasado
hemos vencido a la conspiración interna, aquella que boicotea toda idea de
sentirse bien con lo que uno y varios emprenden. Dependiendo tan solo de la
preciosa intuición y algo menos de improvisación nos lanzamos al vacío. A penas
estamos empezando a caer en esta nueva realidad de sumergirse en vidas anónimas
y tan similares a las nuestras. Ahora los vemos con otra cara con otras
perspectivas. Por un momento no usamos nuestras manos para armar un informe
social que será participe inevitable de una maquinaria de la gestapo estatal,
por un momento no usamos nuestras cabezas para realizar preguntas hibridas y formales
que se encuentran en un protocolo del orto armado por un grupo de mercenarios
cagatintas, no usamos (por unas horas) nuestros corazones para atormentarlos
sin esperanzas de salidas e inclusión .
No sabemos muy bien como va a
terminar nómades, ni tampoco sabemos cuanto va a durar, si va a llegar a buen
puerto o hará agua apenas despleguemos las velas. Lo que si estamos seguros de
todo esta movida es que la idea de ver al otro desde un ángulo prohibido e
intimo nos lleva a replantear ciertas formas de acción que de mi parte las
tenia vedadas por la maquina burocrática de informe social y de un sueldo para
abastecer mi berretines pequeñoburgueses .
Nómades
sigue y seguirá abierto a todo aquel que se quiera acercar a dar una mano e
intentar recibir una respuesta del otro. No hay dueños dentro del programa ,
solo gobierna una voluntad que a veces se transforma en ingrata porque quita
tiempo a la gente que uno quiere; al estudio , a la pareja , a la familia , a
los amigos , se pierden mañanas y noches entre entrevistas y debates de
producción , entre armados y equipos de traslados, entre temas y desconciertos
de horarios . Pero es un disparador para crecer y observar, para aventurarse más
allá de la vida cotidiana y monótona del
laburo y el estudio. Es buscar un símbolo en la ruta de crecer. El símbolo no sé
bien que forma tienen y menos se su nombre de bautismo. Lo único certero es que
es un símbolo y ayuda a crecer.
Sergio
Gurzi Bengala
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