domingo, 10 de junio de 2012

La excusa como medio


Externalizar la razón para darle un sentido constitutivo: “mis hijos son mi pastilla”. La excusa necesaria, por no poder sentir el derecho, no sentir lo propio, el amor propio: cual si no estuviera permitido sentir “lo hago por mí”. La representación, sesgada en un otro. Un otro simbólico que puja y empuja, que nos define en un deber, un motivo, una razón, motor del incentivo que se desea encontrar, en principio, afuera de un@ mism@.

Y quizás de eso se trate: convertir al otro en un medio, permite arribar a nuestro fin. Bienvenidas sean las excusas cual motor que empuja.

Habrá, entonces, que reconstruir la identidad devastada, determinada por la impronta de quien nos quiso, estructuralmente, forjar; delimitando hasta a quién debemos moralmente querer, y así, asigna peso a nuestra conciencia. Porque salir de la raya, implica también, el costo de quedar afuera: perder las barreras que nos limitaban, también las que nos contenían.

Aquí es donde la excusa se vuelve válida, herramienta, instrumento; cuando la realidad hostiga hasta asfixiar.
Si la excusa se vuelve razón, y esa razón propone un camino, una alternativa; entonces lo que importa, simplemente, son ganas de andar.

                                                                              Sofía Felicetti

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